¡Hola!
Pintar sobre cerámica exige una técnica de trabajo totalmente distinta a pintar en otras superficies. Así, siempre he creído que es importante comenzar a trabajarla con la plumilla, es decir, primero se pasa el contorno del diseño elegido sobre la cerámica, se cuece, se aplican los colores para someter a cocción definitva al trabajo. Este método ayuda a familiarizarse con la deslizante superficie de porcelana, con la aplicación de pigmentos en aceite, tan diferente a cualquier pintura u óleo y, finalmente, a sobrear con el pincel de limpieza de esos pigmentos para dar profundidad al dibujo. No es difícil, pero, como todo en la vida, exige una práctica.
Hoy os presento el primer trabajo acabado de Mercedes Ordoñez, en una elegante bandeja decorada con un ramito de pensamientos y florecillas amarillas. Al princpio, le costó, no mucho, lo justo, pero al final ha acabado muy contenta. Ahora, ya sabes Mercedes, algo más de práctica, para comenzar con el siguiente paso: pintar directamente, sin plumilla... ¡eso es una gozada! ¡a por ello!
Espero que os haya gustado.
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