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Los egipcios, griegos y romanos ya empleaban máscaras en fiestas, celebraciones y representaciones teatrales, en este último caso para conseguir una cierta semejanza con el personaje interpretado (por lo que cubrían toda la cabeza, teniendo orejas, pelo, barba, etc). Su uso se extendió en la Edad Media en celebraciones de diverso carácter, desde fiestas y bailes, hasta en torneos para preservar la identidad de quien participaba en tales eventos. En el siglo XVI y XVII las utilizaban las damas de alta alcurnia para proteger su rostro del sol y evitar resultados indeseables como pigmentación generalizada, manchas y similares. A pesar de ello, solemos asociar casi exclusivamente el uso de la máscara a Venecia, sobre todo a la época del carnaval, lo que no se aleja demasiado de la realidad.
Los ciudadanos venecianos desarrollaron una cultura caracterizada por la ocultación de la identidad en los quehaceres más cotidianos, con lo que la moral de la población se mantenía a salvo, a pesar de las acciones que llevaran a cabo: primiscuidad, generalización de la homosexualidad (criticada en público), incluso monjas y monjes, auspiciados en el anonimato participan en los mismos hechos que la mayoría de sus conciudadanos. Roma no interveno mientras la República Veneciana aportó donaciones generaosas, sin embargo, lo hizo cuando ésta cayó en un estado
de lujo, indolencia, y decadencia moral. Así, el uso de
máscaras en la vida cotidiana fue prohibido y limitado sólo a ciertos
meses del año, después del año 1.100, la mascarada pasó por períodos a ser
proscrita por la Iglesia Católica, especialmente durante los días
santos, aunque finalmente se emitió un permiso especial para usar la máscara veneciana entre los meses de Navidad y Martes de Carnaval, periódo que acabó siendo el Carnaval o celebración previa al inicio de la Cuaresma.
La moderna celebración del Carnaval de Venecia ha renovado el arte y la artesanía de hacer máscaras venecianas, sirviendo para deslumbrar a los turistas, como complemento de bailarines o para desfiles de Carnaval y se hacen a partir moldes de papel maché decorados con pieles, tejidos, joyas y plumas, como la que os muestro hoy, trabajo realizado por Goyi, quien empleó plumas, brillantinas y pinturas. ¡Bravo Goyi!
Espero que os haya gustado,
¡Hasta la próxima!
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